sábado, 31 de mayo de 2014

PARA DIOS TODO ES POSIBLE

Aveces nos toca atravezar situaciones dificiles y nos preguntamos por que a mi? y todo nuestro mundo parece venirse al bajo y es el momento de decirnos NO, NO LO PERMITIRE. DIOS NOS HIZO LIBRE AL MORIR POR NOSOTROS, EL SE LLEVO EN LA CRUZ LA MUERTE LA ENFERMEDAD TODO Y SU PALABRA NOS HACE HIJOS LIBRE POR SU AMOR,SOLO BASTA CON CREER EN EL,YO EN UN MOMENTO LIMITE DONDE ME DABAN DIAS DE VIDA SOLO ME AFERRE A SU PALABRA Y NO ALA DE LOS MEDICOS Y HOY CON ESTUDIOS LABORATORIOS E HISTORIA CLINICA LOS MEDICOS DIJERON NO TIENES NADA ESTAS SANA Y ESE FUE EL PODER DE DIOS.LA GENETE SE ACERCABA A JESUS Y CON TAN SOLO TOCAR SU MANTO SANABA,YAUN SIGUE SANANDO CON TAN SOLO CREER EN EL.

Nos han enseñado que las heridas en el alma quedan en el corazón por rechazo, maltrato u ofensas. Yo creía que todo eso estaba sanado, pero me di cuenta que no, porque al estar uno herido en el alma, se tocan los pensamientos, los sentimientos y las emociones.

Las heridas del alma son el resultado de una mala reacción ante las ofensas o el rechazo. Siempre vamos a estar expuestos a esas cosas, pero lo que hace la diferencia es cómo vamos a reaccionar ante ellas.

Cuando tienes una herida en el alma, lo primero que haces es protegerte. Quisieras que te dieran una receta médica para que se cure más rápido o que te muestren dónde está la herida, que te dijeran en qué área debes curarte para ponerte una vendita en el lugar que se necesita. También quisieras que te dieran algo para que se aliviara pronto. Pero eso no es así, y el Señor me mostró cómo sanarlo.

La primera cosa que el DIOS nos enseña es que nos mantengamos PUROS. La segunda es a afrontar situaciones difíciles y a reconocer cuáles son.

Hay ofensas o enojos que se perdonan rápido, pero hay otros que no. Por ejemplo, yo no podía revelar mis sentimientos, había sido reservada y sobre protectora de mi vida, porque ahí estaba la herida. Cuando vemos el caso de las personas que tenía contacto con Jesucristo, ellas eran salvas y su familia bautizada. Puedes darte cuenta cómo eres, viendo la relación que tienes con tu familia, reconociendo si hay libertad o tienes temor a que te rechacen y no te oigan.

Si has estado dañado y te cuesta reaccionar o estar alegre con una noticia, es porque están bloqueadas tus emociones y sentimientos. Debes estar consciente de que tienes un problema y ver cuál es. También tienes que comprender que no has perdonado a alguien y reconocer a quiénes debes pedir perdón.
Debes tener libertad en tus emociones, sentimientos y pensamientos. Recuérdate que has sido llamado para transmitir el amor de Dios.

En Mateo 5:39-41 dice: “No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejía derecha, vuélvele también la otra; al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.

El Señor nos enseña que cuando alguien nos hiere emocionalmente, debemos devolver con bien el mal que nos han hecho. Debemos vencer el mal con el bien. En muchos casos las heridas viejas emocionales afectana nuestro cuerpo por esos es bueno saber si necesitamos perdonar.de esa forma sana nuestro corazon y cuerpo.

El Señor nos mandó a que seamos pacificadores. En el versículo 40 dice: “Al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa. Dios nos enseña que debemos ceder cuando alguien quiere hablar mal de nosotros y criticarnos. En otras palabras, cuando alguien nos maldice, debemos bendecirlo.
En Efesios 4:31-32 dice: “Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo Jesús”.

Si te ha venido una ofensa y el Señor te ha mostrado quién te ha hecho daño, debes perdonarlo hoy. Abre tu corazón, es tu día y tu momento para ser diferente, que no haya obstáculos para que puedas recibir instrucción y amor.

En una ocasión, sin previo aviso en una reunión de líderes, les pedí a las asistentes que escribieran por qué estaban en Cristo Jesús. Una de ellas escribió que lo más hermoso que tenía era el Señor, dijo que debido al alcoholismo de su padre, su madre tuvo que salir del país, y su corazón se endureció mucho. Vio su decisión como un abandono, y tuvo que madurar rápido. Después de algún tiempo, llorando en un rincón de su cuarto, oyó una voz que le decía: “Nunca has estado sola yo estaba contigo”. Después decidió irse a Estados Unidos y tuvo un encuentro con el Señor; como resultado de éste, pudo pedirle perdón a su mamá. Más adelante, regresó a Guatemala porque Dios le habló de su padre. Hoy sabe que aunque no está del todo bien, él es salvo. Tiempo después, decidió irse a un Encuentro de su iglesia, y en él creyó las promesas que Dios le dio. Quizás nadie había creído en ella, pero Dios y sus pastores sí. Al final agregó: “Si de algo estoy segura, es que amo a Dios y no cambiaría mi amor por Él hasta la muerte”.

Lo tremendo de este caso es que no es único. No te imaginas que los líderes que están cerca de ti tengan un testimonio así, y hayan salido adelante, han reconocido de dónde los sacó Dios, y han sido sanos y restaurados por DIOS.
sin importar cuál sea el caso, es necesario que salgas de ahí hoy. Debemos reconocer la fuente de esas heridas para ser diferentes. Posiblemente, las heridas que tienes no fueron provocadas en la niñez, quizá esas ofensas vinieron a tu vida en el tiempo del noviazgo, puede que hayan sido provocadas en la iglesia por un líder espiritual que no creyó en ti. Quizá esas marcas tan profundas provocaron que te encerraras en ti mismo, pero hoy quiero motivarte para que sanes esas heridas que tienes que no pueden ser curadas con agua oxigenada, con alcohol o escondido en tu habitación; esas heridas tienen que ser mostradas y curadas con la gente para que el Señor sea glorificado en nosotros y podamos vivir con libertad.
El mejor ejemplo que tenemos de ello es Jesucristo mismo que siendo maltratado, humillado y rechazado, recibió todo eso siendo inocente por amor a nosotros. ¿Te imaginas toda la ira o rencor que podría tener Jesús? Nadie ha sufrido más que Él, pero tampoco nadie conoce la paz de la misma manera en que Cristo la conoce.
Nuestro Señor conoce tu sufrimiento y te ha enseñado a tener un alma saludable. Jesús no sólo te dio la libertad, también te enseñó a disfrutarla. Si tienes heridas en el alma, necesitas abrirle tu corazón a Jesús. Si no conoces el amor de Dios, este es el mejor momento para hacerlo, ábrele tu corazón para que entre en él
Si quieres recibir a Jesús en tu corazón, ora y dile que perdone tus pecados y te ayude a ser una persona nueva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario