viernes, 30 de mayo de 2014

CON LA FUERZA DE DIOS TODO SE PUEDE

¿Cuántos renunciaron alguna vez porque se vieron presionados? Sintieron presión y dijeron, dejo esto, porque no pudieron soportar la presión. Generalmente, casi todos en la vida hemos tenido algún tipo de presión y abandonamos algo. Por ejemplo, comenzaste el gimnasio y te empezó a doler el cuerpo y dijiste, esto no es para mí. No puedo seguir trabajando, mejor no lo hago más...
Segunda Timoteo 4:7 He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe.
¿Cuántos renunciaron alguna vez porque se vieron presionados? Sintieron presión y dijeron, dejo esto, porque no pudieron soportar la presión.
Generalmente, casi todos en la vida hemos tenido algún tipo de presión y abandonamos algo. Por ejemplo, comenzaste el gimnasio y te empezó a doler el cuerpo y dijiste, esto no es para mí. No puedo seguir trabajando, mejor no lo hago más. Otros abandonaron una dieta. Comenzaste con mucho entusiasmo y de pronto viene tu marido con unas aceitunitas, un quesito y esa presión hace que abandones todo. Es una experiencia que pasamos todos. O estás en el trabajo que querías, pero tus compañeros no te aceptan y preferís renunciar antes de soportar tanta presión.
¿Cuántas cosas en la vida hubiésemos logrado si hubiésemos sido perseverantes? Si nos hubiésemos mantenido firmes, por ejemplo, hoy estarías recibido en esa carrera, hoy te hubiesen ascendido en tu trabajo o serías el jefe de la empresa o tendrías quince kilos menos. O querida mujer, te hubieses casado con ese hombre que no soportabas la presión de la suegra, pero tal vez te hubieses casado si hubieses aguantado un poquitito más.
En Éxodo 1:11, el pueblo de Israel estaba cautivo y cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y se extendían. O sea, hay una relación directa entre la opresión o la presión y la multiplicación. Dentro de poco voy a ver mi multiplicación.
Había dos presiones específicamente que tenían que soportar. Al pueblo le habían puesto capataces que les daban órdenes y la orden principal era que los oprimieran. Capataces significa gente que se va a acercar a tu vida y te va a hacer la vida imposible. Gente que te amarga la vida. Gente que te va a estar controlando, que te va a estar vigilando, que te va a humillar, que te va a amargar la vida y estás trabajando, estás tratando de conquistar tu sueño y siempre vienen este tipo de capataces que no te permiten usar tu tiempo estratégicamente.
Por ejemplo, trabajás más horas pero ganás lo mismo. Trabajás mucho más, pero no te ascienden en tu trabajo. Hacés tu trabajo, pero siempre aparecen urgencias. Se te rompe el auto, se te rompe la computadora, la heladera, lo que sea. De alguna manera querés hacer tu trabajo, pero esas urgencias te complican la vida. Esos son los capataces que tenemos cuando queremos lograr un sueño.
Pero aparte de los capataces, les hacían hacer trabajos forzados. Es cuando  trabajás pero en cosas que no son tu responsabilidad. O sea, estás todo el día, usás tu tiempo para hacer cosas que otros te piden, o tal vez un empleado faltó al trabajo y tenés que cubrirlo, o un empleado que hizo mal su tarea y tenés que corregirle la tarea y vas perdiendo el tiempo. Eso es un trabajo forzado.
Un trabajo forzado es cuando, por ejemplo, tenés que pagar una deuda que no contrajiste. Por ejemplo, una deuda en dónde se metió tu hijo y de pronto, tenés que pagar y trabajar más todos los meses para pagar esa deuda. O, por ejemplo, una deuda que tu marido contrajo porque tiene vicios, porque es un vago. O que tu mujer contrajo porque es una compradora compulsiva y se gastó todo en el shopping y ahora tenés que pagar la tarjeta.
Trabajo forzado hace que cuando quieras dedicarte a lo tuyo, a lo que es tu sueño, no tengas fuerzas. Llegás a tu casa, decís, hice un montón de cosas y ahora quiero hacer lo que me gusta a mí, escribir o leer o armar este proyecto y no tengo ganas. Estoy cansada o cansado, no tengo fuerzas, no me da el cuerpo para hacer esto. El tiempo que llego a casa lo único que quiero es dormir y nada más. Es porque estás haciendo trabajos forzados.
Zacarías dice, los hijos están naciendo, pero las madres no tienen fuerza para parirlos. Está a punto de nacer tu sueño, se va a hacer realidad lo que tanto querés. Pero te quedaste sin fuerzas por los capataces que te pusieron, que te amargaron la vida y por los trabajos forzados. Pero te quiero dar una buena noticia. Dice la palabra de Dios que cuanto más los oprimían, más se multiplicaban. Y la noticia es que si estás bajo presión hay algo que Dios está multiplicando en tu vida. En este mismo momento te vas a multiplicar y te vas a extender. Aunque no lo veas, Dios lo está haciendo adentro tuyo. Eso me gusta de Dios, ese trabajo silencioso. Te estás matando, no das más y Dios dice, estás bajo presión pero yo te estoy multiplicando.
Dice Eclesiastés 11:5, así como no sabes por dónde va el viento ni cómo se forma el niño en el vientre de la madre, tampoco entiendes la obra de Dios, creador de todas las cosas. Algo Dios está multiplicando ahora mismo, aunque no lo veas, aunque no lo entiendas, aunque estés enojado o enojada por la presión, Dios te está multiplicando y dentro de poco lo vas a ver en tu vida. Amén. Gloria a Dios por eso.
Sansón parecía en un momento un hombre débil. Le habían sacado los ojos, le habían sacado la visión. Todo lo que tenía lo perdió. Perdió su fuerza, le cortaron el pelo, parecía un hombre débil y derrotado, pero no sabían que su fuerza iba por dentro. Dios te dice, sos capaz de atravesar esa presión, quedate tranquilo, tenés la fuerza suficiente para salir adelante porque yo te estoy multiplicando. Dios es bueno. Dios es lindo.
¿Qué hacemos en los momentos de presión? Tengo que mantener la esperanza. Esperar siempre cuesta, esperar algo bueno siempre cuesta. El no esperar nada no cuesta nada porque no te desilusionas. Pero el que sabe esperar algo bueno sabe que eso cuesta.
Las mujeres hebreas siempre estaban embarazadas. Eran esclavas, vivían bajo presión, pero siempre estaban embarazadas. Primero, la pasaban bien siempre y segundo, todas las semanas en el pueblo de Israel había una casa donde había fiesta porque había un nacimiento, porque ellas ponían sus expectativas y sus esperanzas en que Dios estaba todavía con ellos porque nacía un bebé.
A veces uno se pregunta, cómo puede ser esa familia que no tiene ni un peso para comer, mirá la cantidad de hijos que tiene. Justamente porque esta gente tiene esperanza, porque tiene expectativa, porque sabe que dentro de poco va a ser multiplicada toda su vida.
Le hablo a las personas desilusionadas, volvé a ilusionarte, lo que estás esperando va a venir. Pero no va a venir como te lo imaginabas, va a venir multiplicado porque Dios está haciendo una tarea en silencio en tu vida.
A veces las cosas que tardan más y nos cuestan más son las que más valoramos. A Sansón la unción le vino gratis, por eso no la cuidó. Todo lo que te viene gratis lo despreciás, lo dejás de lado, porque no pagaste un precio para tenerlo. Sin embargo, Eliseo tardó doce años para tener la doble unción, doce años y cuatro ciudades que recorrer. Pero el Señor vio su perseverancia y la doble unción vino sobre la vida de Eliseo. Si querés algo, sé perseverante, no te rindas porque Dios va a multiplicar tu vida.
Esto es simple y sencillo. Dice Génesis 3:16 "parirás a tus hijos con dolor". Parece una sentencia pero ahí dolor no significa angustia, ahí dolor significa esfuerzo, parirás a tus hijos, parirás tus sueños con esfuerzo. Dios nos dice, hacé lo mejor que puedas y que sepas. Eso es esfuerzo, entusiasmo, vas a dar a luz, la palabra dice parirás y si dice que vas a parir, vas a dar a luz tus sueños. Poné toda la fuerza, poné toda la garra, aguantá presión, presión y presión porque dentro de poco vas a dar a luz.
Me encanta eso de Dios. Dolor no es angustia, dolor es esfuerzo, dolor es ponerle garra. Las que hemos parido hijos sabemos que cuando el médico te dice, puje, te está diciendo no que llores, que te angusties, no, que hagas fuerza, que le pongas garra y a los sueños de Dios hay que ponerle garra porque valen la pena.
En Japón hay un código de ética que se llama bushido y la característica de este código es que seas cabezón y firme con tu objetivo. Lo que vale la pena, vale la pena resistir presión. Tengo que ser perseverante. Mantené la esperanza.  Los hijos de Dios mantenemos la esperanza.
Otras de las cosas que hacían era ser desobedientes. El faraón les dijo a las parteras, cuando nazcan hijos de las hebreas si es varón lo matan, si es mujer la dejan viva. Las parteras no hicieron eso, no obedecieron a faraón y dejaban vivos a todos los hijos varones. Hay una partera desobediente que tenés que despertar en este tiempo. Hay una partera desobediente y es la desobediencia a los mandatos y los argumentos que te da el enemigo. Tenés que desobedecer a esos mandatos y argumentos.
Despertá la desobediencia que hay dentro de vos. Dejá de obedecer al enemigo que cuando no tenés plata andás llorando por todos los rincones. No le obedezcas más y no andes llorando por ningún lado, que si no tenés trabajo te angustias y te vas lejos porque no querés hablar con nadie. Dejá de obedecer al enemigo, porque tu hijo no viene a la iglesia estás desesperanzada y te angustiás. Dejá de obedecer al enemigo y creele de una vez por todas a Dios que lo que él te prometió te lo va a dar y no solo te lo va a dar sino que te lo va a dar multiplicado. Hacé lo contrario a lo que el enemigo te dicta.
Antes de morir nuestro suegro nos dijo, cuando yo no esté con ustedes, diviértanse, pásenla bien, porque nos estaba enseñando que teníamos que hacer todo lo contrario a lo que el enemigo había dictado y lo que la cultura dicta. ¿Cómo estás bajo presión? ¿Andás llorando angustiado, triste, quejándote todo el tiempo? Sé desobediente a lo que el enemigo te dijo y sé fiel a Dios, mantené la fe. Elegí pensar bien de Dios.
¿A cuántos nos gusta que nuestros hijos tengan de todo? ¿A cuántos les gusta a que nuestros hijos les vayan bien? A Dios también le gusta que a nosotros nos vaya bien. Dios quiere que tu sueño se cumpla. Él es el más interesado. Que hay que esperar, sí, hay que esperar porque Dios te lo quiere dar y multiplicado.
Pablo dijo, he acabado la carrera, o sea, fui perseverante. Cuando uno está en la vida va mirando para adelante siempre, pero Pablo que ya estaba al final, miró para atrás y dijo, hice todo lo que tenía que hacer, eso es buenísimo. Deje de tenerle miedo a la presión, porque presión es igual a multiplicación. Si usted tiene miedo de ser presionado el enemigo lo va a poner en cárceles, porque no va a querer hacer nada por la presión o va a abandonar todo por la presión. No le tenga miedo.
Lázaro había muerto y había sido resucitado por Jesús. Era un testimonio vivo del poder de Jesús. Por eso los religiosos lo andaban buscando todo el tiempo para matarlo porque un montón de judíos al ver que Lázaro estaba vivo, se convertían al cristianismo. Y estos hombres religiosos querían matar a un hombre que ya había estado muerto. La muerte para Lázaro no tenía secretos y para vos la presión no tiene que tener secretos. Ya pasaste por presión, ya sabés lo que es y ya sabés que siempre Dios te ha sostenido y te ha multiplicado.
Había un pastor que le había perdido el miedo a la muerte y cuando se enteró que se iba a morir, grabó un CD. El día del velatorio de este pastor todo el mundo se preguntaba quién iba a hablar. Uno de los hijos dijo, mi papá dejo esto, un CD. Pusieron un CD en el funeral y el CD decía, hola amigos, les hablo desde el cielo, ya llegué y esto es maravilloso.
Pierdan el miedo a la presión, pierdan el miedo a la pobreza, pierdan el miedo a todo lo que se les presente en su vida, porque mañana van a tener esta grabación que ustedes mismos van a hacer hoy y van a decir, Señor, yo sé, ya he llegado, me veo multiplicado y es maravilloso. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario